Los expertos indican que estos meses de confinamiento nos han afectado a todos a nivel mental, aunque no lo percibamos. Entre los diferentes colectivos, uno de los que se antojan más impactados ha sido el de los niños con déficit de atención o TDAH o los que tienen dislexia.
En la etapa de Primaria es cuando es más fácil detectar si un alumno sufre este trastorno, ya que es cuando el desarrollo del niño es mayor, la madurez expresiva ha alcanzado más complejidad en el grupo y las actividades que debe afrontar exigen más concentración. En el caso que tengas algún alumno con TDAH, ya sabes que debes seguir algunos trucos para enseñarles adecuadamente la lectoescritura.
Ante el confinamiento su atención y comportamiento se habrá visto afectado en mayor grado, así que es importante potenciar algunos aspectos:
- Sesiones cortas: su atención es limitada, así que concentra la información y las actividades en unos 30-40 minutos.
- Rutinas: intenta crear unas rutinas diarias con diferencias para que pueda percibir el paso de los días, evitar la monotonía y ¡motívales!
- Objetivos asumibles: marca unos objetivos básicos para asegurar que los alcanza y ve introduciendo progresivamente modificaciones que los vayan complicando. La repetición con variaciones fijará los contenidos previos y servirá como desafío.
- Refuerzo positivo: tenemos que destacar los logros conseguidos, inmediatamente después, y de manera enfática y con entusiasmo. Y no solo debe orientarse a resultados finales (como, por ejemplo, haber escrito bien una frase), sino sobre todo a elogiar procedimientos (haber empezado enseguida la actividad, haber elegido el lápiz correcto, haber estado concentrado durante todo el proceso de escritura, etcétera). Así les hacemos comprender lo que hacen bien y le animamos a afrontar nuevas actividades.
- Alternar actividades: para facilitar la capacidad de concentración es importante alternar el nivel de exigencia de las sesiones de trabajo. Es interesante empezar con aquello que le produzca más interés o placer, para que la siguiente sea más exigente. A continuación, una más sencilla, seguida de otra más compleja. Y así sucesivamente.
- Visualización: es importante contar con recursos audiovisuales que faciliten el aprendizaje del niño. Los contenidos textuales les son siempre más complicados. Pero, en el fondo, ¿qué es una letra sino un dibujo? Es una representación gráfica de un sonido que, combinadas, forman otros diseños, que son palabras. Trabajar desde una perspectiva visual facilitará su aprendizaje.
- Paciencia: el trabajo con niños con TDAH es a largo plazo. No esperemos conseguir resultados enseguida. De lo contrario, se creará frustración en el niño, y en vosotros mismos como profesores.
Es evidente que cada alumno tiene sus especificidades. Por lo tanto, hay que adaptar la metodología y las actividades a su naturaleza. En este proceso es muy importante asesorarse con especialistas y documentarse, así como contar con la complicidad de los padres, ¡y de los compañeros de clase!