Aprender a escribir correctamente es la base del éxito escolar. Los maestros y los padres pueden ayudar a crear condiciones necesarias para obtener este éxito y dar soporte a las habilidades motoras de los niños en un ambiente de aprendizaje lúdico.
Para desarrollar una escritura fluida, eficiente, personal y legible es muy importante tener en cuenta las experiencias con el uso de lápices y bolígrafos y la escritura.
Al igual que otras habilidades motoras, el éxito del aprendizaje se logra al encontrar y explorar enfoques y soluciones personales. Al variar las formas, la presión, la velocidad y el ritmo, los niños podrán experimentar y practicar la escritura de una manera variada. Así podrán desarrollar sus habilidades motoras de escritura.
Durante la infancia es muy importante desarrollar correctamente las habilidades motoras finas porque así logran tener un control de su propia fuerza al aguantar o soltar un objeto y a tener precisión en el agarre. Cada vez que los alumnos usan las manos para realizar distintas actividades, su coordinación entre sus manos y vista se perfecciona, algo totalmente necesario para aprender a colorear, leer, dibujar y escribir.
Las habilidades motoras finas suponen el uso de antebrazos y de los músculos pequeños que controlan los dedos, las manos y el dedo pulgar. Por eso, su desarrollo a través de estos ejercicios permite al niño realizar actividades o juegos que necesiten mayor precisión.
Algunos ejemplos de ejercicios para practicar y mejorar estas habilidades motoras específicas, son:
1. Perfeccionar la coordinación de los dedos: El niño puede tener un estímulo hacia el lápiz manipulándolo: que lo gire con el pulgar y el dedo índice, seguidamente lo puede balancear hacia atrás y hacia adelante y finalmente girar el lápiz en ambas direcciones entre los dedos como si fuera una hélice.
2. Mejorar los movimientos básicos de escritura: formar un círculo con los dedos pulgar e índice y mover las puntas de los dedos hacia adelante y hacia atrás. Podemos pedir a los peques que mojen sus dedos en pintura y hagan los movimientos escritos encima de un papel, así observaran con más claridad los movimientos que realizan.
3. Aumentar la velocidad de escritura: dibujar líneas horizontales, verticales y diagonales rápidas. Podemos dejar distintos materiales de escritura como lápices de colores, rotuladores o ceras para que dibujen de forma rápida con distintas texturas y colores.
4. Convertir movimientos libres en trazos de escritura: cambiar rápidamente los movimientos relajados de garabatos en letras. El profesor contará hasta cinco segundos, ese tiempo servirá para que los niños escriban de forma rápida y al parar de contar tendrán que realizar movimientos relajados. El profesor también puede dar las ordenes mediante música o sonidos.
5. Promover la escritura personal del alumno: variar deliberadamente el tamaño de la letra. Por ejemplo, se les entregará unas fichas con distintos tamaños para que los niños vayan resiguiendo y haciendo movimientos distintos.
6. Encontrar la velocidad de escritura personal y automatizar los movimientos de escritura: escribir letras y palabras rápida y lentamente antes de reflexionar sobre su legibilidad.
7. Promover la autopercepción: variar la presión al garabatear, incluso con los ojos cerrados. Hay que hacer un seguimiento con autorreflexión: ¿qué significa “presión” alta sobre el papel? ¿Cómo se siente mi brazo?
8. Promover la escritura fluida: escribir letras de una manera rítmica, encontrando una escritura armoniosa.
9. Automatizar los movimientos de escritura: dictar rápidamente letras y palabras que al niño le resulten familiares y hacer que las escriba inmediatamente.
10. Practicar movimientos: Se pueden usar juegos como, por ejemplo, dibujar una pista en un pedazo de papel y competir con los colores.
11. Mejora del agarre y la presión del lápiz: crea un paisaje de montaña a partir de un pedazo de papel arrugado y use un lápiz para dibujar una «cordillera»: que el niño dibuje formas y escriba nombres y números en él.
