La lectoescritura es un proceso en el cual los niños van construyendo su desarrollo integral. Una herramienta básica que les ayudará a adquirir nuevos conocimientos y desarrollar nuevas habilidades. ¡Una senda que tienen que ir trabajando y que resulta todo un reto en Primaria!
Cuando los niños comienzan a adquirir el lenguaje a veces aparecen algunas dificultades. Puede ser común que algún niño no articule correctamente o tenga dificultad en pronunciar un fonema o un sonido. Este trastorno del habla se denomina ‘dislalia’. Los ejercicios de lectura en voz alta serán muy útiles para detectar este problema. Por eso, leer para los demás no solo enriquecerá su cultura y aumentará su creatividad e imaginación a través de los personajes o la temática del libro, así como su capacidad de concentración y comprensión. También nos permitirá detectar problemas de expresión.
Según el libro digital Dificultades de aprendizaje y trastornos del desarrollo Manual didáctico, escrito por la profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, María José Fiuza Asorey, y la profesora titular de la Universidad en el Departamento de Psicología Evolutiva y Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, María Pilar Fernández Fernández, las dislalias son anomalías que se pueden presentan en el primer ciclo de educación Primaria, y es aconsejable una intervención temprana.
Es importante saber la tipología de dislalia para abordar una solución adecuada en el aula. Según un criterio etiológico, las autoras diferencian entre cuatro tipos de dislalia:
- Evolutiva o fisiológica: Ocurre cuando el niño “no articula o distorsiona algunos fonemas de su lengua, como consecuencia de un inadecuado desarrollo del aparato fonoarticulador”.
- Audiógena: Se trata cuando los niños tienen un déficit auditivo y cometen errores de pronunciación que acaba provocando un trastorno articulatorio. El indicador para detectarlo será que en la lectura en voz alta en clase pronunciará mal las palabras. Por otra parte, hay que considerar que la atención y la escucha, así como la capacidad de discernir adecuadamente la fonética son claves para el desarrollo del lenguaje en los más pequeños.
- Orgánica o disglosia: Se trata de “una alteración en la articulación fonemática producidas por lesiones o malformaciones de los órganos que intervienen en la producción del lenguaje (labios, lengua, paladar, mandíbula, dientes, nariz)”. Por lo tanto, el maestro debe asumir el proceso de aprendizaje del niño y acompañarlo en el trayecto con los tratamientos más adecuados. Por ejemplo, con una intervención logopédica.
- Funcional: Se trata de un defecto en el desarrollo de la articulación del lenguaje por una mala utilización de los órganos articulatorios. Cuando el niño tiene una dislalia de tipo funcional se pueden cometer algunos “errores” y es importante detectarlos. Cuando se produce esta alteración y el niño pronuncia una palabra mal hay que prestar atención y no repetirla como se ha pronunciado, porque si no pensará que es la manera correcta. Por lo tanto, hay que corregirle remarcándole la forma correcta de pronunciación.
Una detección y observación temprana de dislalias en las aulas por parte del maestro podrá ayudar a corregir estas anomalías y proporcionar un mejor desarrollo de la lectoescritura de los alumnos. Además, algunos ejercicios articulatorios, bucofonatorios y respiratorios podrán ayudar a los niños a corregir estas alteraciones.