Antes de aprender a escribir, el alumno debe practicar cómo hacer movimientos fluidos con la muñeca. Para ello, los trazos son ideales ya que dan espacio para una mayor libertad de movimiento, estimulando sus habilidades de motricidad fina.Cuando el niño no está tratando de copiar formas estructuradas y más complejas -como las letras- se siente más relajado y puede practicar durante más tiempo.
Los estudios afirman que los movimientos fluidos se graban en la memoria motora como patrones completos. Por este motivo, la escritura es la misma con los ojos cerrados. Y es quese pueden hacer trazos con mayor rapidez del que la vista puede seguir.Aprender estos movimientos automáticos se llama aprendizaje kinestésico. En otras palabras, se aprende a través de la experimentación de movimientos. Además, analizar cómo los alumnos hacen estos trazos puede ayudar a detectar de forma temprana los problemas en la escritura y saber si la causa es una dificultad motora.
Con información de Schreibmotorik INSTITUT.