Durante el aprendizaje de la lectoescritura se desarrolla un elemento personal e intransferible de cada niño: la caligrafía. Es el resultado de un proceso largo y complejo que se consolida en Primaria. Pero, ¿qué hay que hacer para que un niño tenga buena caligrafía? Repasamos los fundamentos.
En primer lugar, hay que tener claro que la caligrafía ya se tiene que haber trabajado en Infantil con diferentes ejercicios. No solo tienen que ser aquellos que faciliten el desarrollo de las habilidades motoras finas y la coordinación ojo-mano, sino también los que garantizan el dominio de los trazos y los perfiles de las letras. Además, hay que preparar diferentes aspectos físicos a la hora de escribir.
Por este motivo, los fundamentos para facilitar una buena caligrafía son:
- Posición: El niño tiene que estar bien sentado, con la espalda recta y los pies firmemente apoyados en el suelo. El brazo de la mano que escribe debe poder moverse mientras que el otro tiene que servir de apoyo. Debe tener los codos flexionados en la zona de la mesa. Si ves que pierden esta postura, corrígeles.
- Agarre: En Primaria ya deben sujetar el lápiz con el agarre en trípode. Existen productos con muescas que lo facilitan. Si ves que aún así les cuesta, ayúdales también en este proceso. Así evitarán apretar demasiado fuerte, dolores en dedos y muñeca, cansancio, etc. que dificultan una buena caligrafía.
- Velocidad: Conciénciales que correr y acabar antes no significa que sean los mejores o lo hayan hecho bien. Deben tomarse el tiempo necesario para trazar adecuadamente cada letra. Solo cuando percibas que todos dominan la caligrafía puedes ir aumentando progresivamente la variable de la velocidad de escritura.
- Concentración: Deben poner todos los sentidos en el proceso de la escritura y para ello deben estar motivados. Por eso es recomendable realizar ejercicios de caligrafía como juegos. Por ejemplo, pueden escribir cartas a sus familiares lejanos, hacer listados, explicar cuentos…
A través de la reiteración de estos aspectos conseguirás que se conviertan en hábitos saludables para su caligrafía. Y no solo es para para que tenga una letra bonita y legible, sino que también facilita su desarrollo intelectual.