Actualmente, los niños y niñas reciben una gran variedad de estímulos distractivos que les rodean, tanto en el contexto escolar como en el entorno cotidiano, lo que hace que pierdan la atención y se cansen fácilmente. Delante de esta recurrente situación, es importante desarrollar acciones que logren el equilibrio corporal, el autocontrol emocional y mental y la relajación de los alumnos.
En este contexto, el artículo El Mindfulness: análisis teórico para el mejoramiento de la lectoescritura de Carmen Cecilia Ortiz y José Leonardo Ávila, publicado por la revista electrónica Cooperación Universidad Sociedad, en el volumen 7, en el año 2022, se afirma que el mindfulness es un recurso de gran utilidad para la enseñanza, el aprendizaje y para el tratamiento de conductas.
Esta práctica estimula a la capacidad de concentración, la maduración de las habilidades para procesar la información, aprender conocimientos y mejorar el rendimiento escolar. Además, ayuda a identificar a cada instante las propias emociones, sensaciones y pensamientos. Por todo ello se convierte en una técnica esencial para lograr un ambiente relajado y agradable en el entorno escolar, donde los más pequeños puedan desarrollar sus capacidades fácilmente.
Para introducir el mindfulness en las aulas es primordial saber que parte esencial de esta práctica es la respiración. Tomar aire por la nariz y expulsarlo por la boca es el procedimiento básico para comenzar la concentración. Se pueden empezar las clases con el método 4x4x4 (inhala aire por la nariz contando hasta cuatro, se exhala contando hasta cuatro y este proceso se repite cuatro veces). Además, se pueden realizar una gran variedad de actividades introspectivas y para potenciar la lectoescritura, como por ejemplo:
- Los cinco sentidos: los alumnos seleccionan un objeto con los ojos tapados de dentro de una bolsa con elementos de diferentes olores, texturas, sonidos y sabores y utilizan sus sensaciones para crear versos o cuentos breves. Se sugiere acompañar la actividad con música relajante de fondo para potenciar la experiencia.
- Música y sentimientos: los alumnos escuchan un fragmento de canción con los ojos cerrados y anotan en el cuaderno los sentimientos que les ha despertado. Se les puede sugerir que plasmen esas sensaciones o emociones mediante una descripción o narración.
- Sonidos y experiencias: los alumnos, tras la creación de un ambiente relajante, deben escuchar algún sonido y relacionarlo con una experiencia personal, mediante una narración o descripción en voz alta.
Integrar el mindfulness en tu práctica educativa no solo fortalecerá el bienestar emocional de los estudiantes, sino que también enriquecerá tu experiencia como profesor al cultivar un ambiente de aprendizaje más tranquilo y agradable para trabajar la lectoescritura. ¡Anímate a explorar esta técnica y descubre cómo transforma positivamente tu aula!