Hemos comentado que la lectoescritura es una aptitud esencial en la vida de cualquier persona, y su aprendizaje empieza en Infantil. Pero, ¿cómo se evalúa su progreso? Te facilitamos a continuación algunos indicadores.
Un primer estadio es su capacidad de decodificar las letras y sus fonemas. Así, debemos considerar los siguientes aspectos, considerando que es un aprendizaje gradual:
- Reconocimiento de las letras.
- Transformación del garabato en letras.
- Interés en escribir.
- Capacidad en imitar/escribir las letras (con un tamaño y regularidad estable).
- Asimilación de una letra a una sílaba.
- Capacidad de escribir las letras a partir de su pronunciación.
- Capacidad de escribir su nombre.
- Escritura de palabras (imitando los fonemas, sin normas ortográficas).
- Escritura correcta de palabras.
- Escritura de frases sencillas con sentido.
Hasta que una gran mayoría del grupo no domine cada uno de estos aspectos es recomendable no introducir nuevos elementos. Es verdad que puede suponer un ritmo lento, pero en esta fase del aprendizaje es esencial que los niños dominen estos elementos. ¡Estamos asentando las bases del conocimiento de futuras personas! Es mejor ir despacio y seguros antes que deprisa, pero dejando lagunas. Además, los que ya tengan dominio de estos aspectos, si siguen practicando mientras los compañeros más retrasados acaban de controlar estas facetas, consolidarán y perfeccionarán este conocimiento.
Por otra parte, también se tiene que valorar cómo progresan en el apartado de la lectura. Para ello se debe tener en cuenta, valorando que es progresivo:
- Diferenciación de los sonidos de cada letra.
- Pronunciación del sonido de cada letra.
- Pronunciación de sílabas sencillas (ma, te, ci, so, ru…).
- Pronunciación de sílabas más complejas (pla; pre, tri, clo, bur…)
- Lectura y comprensión de palabras sencillas.
- Capacidad de lectura de palabras más largas o complejas.
- Capacidad de lectura y comprensión de frases cortas y/o sencillas.
- Aumento progresivo de la velocidad lectora.
- Aumento progresivo de la fluidez lectora.
Lo ideal es hacer un seguimiento regular de sus habilidades, por ejemplo, semanalmente. Así se puede ver la evolución real y determinar qué aspectos deben reforzarse en cada niño, a la vez que permite actualizar los contenidos y actividades a tratar en casa en función del nivel de cada alumno y el grupo en general.