Ya sabemos que la lectoescritura y su aprendizaje es un proceso complejo y largo. Deben desarrollarse diferentes habilidades físicas y capacidades intelectuales para que el niño esté capacitado para este prodigio de la evolución humana. Por eso repasamos algunos de los fundamentos físicos para facilitar el pleno desarrollo psicomotriz.
La escritura es posible gracias a la correcta coordinación ojo-mano. Pero antes de llegar a esta fase los niños tienen que haber desarrollado las habilidades motoras finas, y antes, las habilidades motoras gruesas, con una correcta psicomotricidad. Por lo tanto, lo que trabajáis con niños que están en esta situación temprana de Infantil debéis estimularles al movimiento. Os listamos algunos consejos y elementos:
- Trabajad la lateralidad y la ubicación espacial, con movimientos de cuerpo, brazos, manos y dedos de arriba abajo, de adelante a atrás y/o de izquierda a derecha. Animadlos a saltar, perseguirse, cogerse entre ellos y moverse en general. También es importante trabajar el equilibrio: pueden saltar a la pata coja, caminar con un pie delante del otro, saltar recto hacia arriba separando las piernas… Y como colofón final, hacerles estarse quietos sin moverse. Un niño que puede estar parado sin perder el equilibrio y necesidad de moverse está plenamente desarrollado (o más que otros que necesiten el dinamismo corporal).
- Introducid el sentido del ritmo con palmadas o músicas repetitivas. Incluso podéis hacerles usar, como actividad manipulativa, tambores o xilófonos con sus baquetas.
- Experimentad con el cuerpo e incitadles a mover las diferentes partes: servirá para aprenderlas y les proporcionará conocimiento sobre sus formas, uso y flexibilidad. Podéis empezar por la cabeza, ojos, orejas, boca, cuello e ir bajando por hombros, codos, muñecas, dedos, brazos completos, cintura, rodillas, tobillo, pies, dedos de los pies y piernas completas.
- Desarrollad ejercicios de manipulación como, por ejemplo, abrochar botones, apretar superficies u objetos blandos, traspasar piezas pequeñas de un sitio a otro, ensartar cuentas en hilos o palos, reseguir perfiles de letras con texturas o relieve, recortar, etc.
Todo lo que implique movimiento está relacionado con la parte básica o reptiliana del cerebro. Por eso es tan importante que los niños no paren quietos. Además, influye sobre la parte del cerebro dedicada al lenguaje, la razón, el aprendizaje y la lógica. De esta manera, cuanto más activada este la parte reptiliana gracias al movimiento, mayores posibilidades de desarrollo del cerebro ‘intelectual’.
El movimiento, por lo tanto, es básico para los niños. Cuando son capaces de ejercitar muchos y diferentes movimientos de manera automática o inconsciente, tenemos a un pequeño plenamente capacitado.