La orientación espacial juega un papel muy importante en el desarrollo del aprendizaje y en el proceso de la lectoescritura. Consiste en una habilidad que tienen todos los niños para mantener la postura y orientación del cuerpo en relación al espacio físico en que están situados. Hay que tener en cuenta que si esta habilidad no se desarrolla correctamente puede traer dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura.
La lectoescritura es un proceso muy importante, por lo que hay que fomentar este aprendizaje desde una edad temprana. Además, trabajar la lectura y la escritura tiene múltiples ventajas para los niños, como, por ejemplo, desarrollan mejor sus habilidades lingüísticas, la creatividad o la imaginación, el vocabulario y la concentración.
En este proceso, la orientación espacial es clave. Los niños realizan en las aulas actividades de lectura y escritura que, para nosotros, como adultos, nos son habituales, pero que para ellos son complejas por distintos motivos. Y uno es el de la orientación espacial. Así, en el caso de la lectura deben diferenciar entre el lado derecho e izquierdo y leer el fragmento o libro de izquierda a derecha. ¡Por eso es tan importante que tengan nociones espaciales! El problema o dificultad viene cuando no queda clara esa direccionalidad, y se dan rotaciones de letras o inversiones en la lectura y provocan que el aprendizaje de la lectoescritura no sea completo.
Según el artículo “Enseñanza y aprendizaje de la orientación espacial” en Números. Revista de Didáctica de las Matemáticas, escrito por Víctor Zamora Rodríguez, Doctor en Ingeniería de la Universidad de Extremadura; María Consuelo Barrantes Masot, física por la Universidad de Valencia, centrada en la didáctica de las matemáticas y Manuel Barrantes López, Doctor en Matemáticas y profesor titular de la Universidad de Extremadura, a través de distintas actividades sencillas y cotidianas podrás desarrollar la orientación espacial en el aula:
- Realizar preguntas al alumnado como “¿qué tienes delante?” o “¿qué tienes a tu derecha?” para que los niños puedan identificar y localizar los diferentes objetos en el espacio que les rodea. También está bien hacer rotaciones para comprobar que los niños han interiorizado el concepto. Y realizar preguntas como “¿qué tenías delante? ¿Y ahora? ¿Y arriba?”, etc.
- Otra actividad sencilla puede ser observar el entorno, los objetos y los compañeros, y posteriormente trasladarlo a papel. Es decir, los alumnos tendrán una hoja y deberán dibujar su mesa y poner su nombre y esbozar las mesas de los compañeros de la derecha y la izquierda. A continuación, deberán dibujar los elementos que están en el aula como ventanas, puertas, paredes, etc. Para consolidar esta actividad, el profesor puede elaborar preguntas de orientación espacial a los alumnos.
Una actividad complementaria sería entregar a los alumnos una hoja con diferentes dibujos de, por ejemplo, un árbol, un animal o una fruta, y en diferentes orientaciones. Los niños tendrán que identificar cuál es la orientación o colocación correcta de entre todas las ilustraciones. Para añadir dificultad al ejercicio los niños también pueden identificar la posición de los otros dibujos, es decir, si están hacia la derecha, hacia arriba, hacia abajo, etc.
En definitiva, la orientación espacial es una habilidad importante para el desarrollo de los niños y para el aprendizaje y mejor dominio de la lectura y la escritura.