Teniendo en cuenta que todo lo que planteemos en clase debe suponer un reto superable para el alumnado e implicar una motivación y necesidad de conocimiento, las actividades que hagamos de lectoescritura también deben tener una finalidad. El alumnado debe ver que lo que hace o ha hecho tiene un resultado observable por todos y que, por tanto, tiene un sentido haberlo hecho. Es ese “para qué” de la enseñanza.
A diario, ya sea para trabajar la lectoescritura o para potenciar otro contenido, busco que el alumnado aprenda la parte teórica. Pero sobre todo que aprenda a manejar lo que conoce y construya el aprendizaje en equipo, en relación con los demás, con tareas que impliquen juego, sorpresa y emoción. Aquello de que la familia educa y la escuela enseña está demasiado obsoleto: la escuela también educa. Educar es aprender a convivir, a sacarle utilidad a los contenidos de las diferentes materias. Einstein dijo una vez que el aprendizaje es experiencia y todo lo demás es información. Como autora del libro Aprendizaje para la vida, más allá de las teorías, creo fundamental que, si realmente queremos que nuestro alumnado adquiera competencias para afrontar la vida, con todas sus agitaciones y emociones, planteemos tareas multidisciplinares y manipulativas ya que una competencia es la información trasferida a conocimiento y eso únicamente puede ocurrir si la información se aprende a manejar de forma práctica y útil.
Sembrar la necesidad de escribir es tan necesario como fomentar el placer por la lectura o la curiosidad por descubrir nuevos lugares.
Como indico en mi libro Aprender pensando que juegan, mis clases están distribuidas en talleres en lugar de por asignaturas. Algunos de los talleres van encaminados a la lectoescritura.
Mejoramos la lectura y la comprensión
Una buena lectura es imprescindible para la adquisición de cualquier contenido relacionado con cualquier ámbito o asignatura. Sin una buena fluidez lectora, sin una velocidad y ritmo adecuado, sería imposible ir logrando una comprensión y entendimiento del texto leído. Pero hasta llegar a comprender lo que uno lee hay un camino, y dentro de esa progresión debemos marcarnos objetivos a corto plazo. No podemos pretender que, de golpe, alguien aprenda a leer y a comprender lo que lee. Es necesario, por tanto, que a veces leamos sin más pretexto que leer, para leer mejor, más rápido; para leer por placer, leyendo textos que uno elije, sin importar la temática, la edad recomendada o la extensión de los mismos.
Algunas actividades para este fin son:
- Lectura placentera donde el alumno elige el libro que quiere leer (de la biblioteca de aula y colegio) y lee por leer, sin que nadie le pida un resumen o le pregunte de qué trataba el libro.
- Lecturas grupales de libros de colecciones, donde cada niño lee un fragmento del cuento en voz alta y luego debaten, de forma oral, sobre lo leído.
- Lecturas silenciosas individuales, donde cada niño lee el mismo texto en su ficha y responde a las preguntas literales, inferenciales y valorativas.
- Lecturas creativas en las que cada niño lee el libro que elige e inventa dos títulos distintos y dos finales diferentes. Luego lo expone de forma oral en clase.
- Lecturas teatrales para representar teatros en clase, en residencias de ancianos, como final de trimestre, para las familias, etc.
- Lecturas de textos para hacer doblajes de películas.
- Lecturas de textos musicales para cantar en el karaoke de clase.
- Visionado de películas y cortos educativos para luego trabajar la comprensión de forma oral o escrita.
- La radio y tv del cole, donde buscarán noticias… trabajando la búsqueda de información, redacción, lectura y oratoria.
- Interpretar facturas y gráficos, leer currículum, trabalenguas, descripciones, poemas, retahílas, refranes, fábulas… para observar las diferencias entre los distintos tipos de texto.
Mejoramos la escritura y ortografía
Los libros de texto y los trabajos que se dedican al trabajo de la ortografía suelen centrarse en ejercicios concretos, más o menos pautados, más o menos dirigidos, más o menos estructurados, más bien mecánicos, mediante los cuales se pretende que los niños y las niñas adquieran el dominio de los diferentes grafemas. Cuando realizamos algo mecánico y reproductivo, sin otro tipo de dimensión, tratando los contenidos desde una única perspectiva, impedimos que el alumno se pare a pensar para aprender. De este modo, el manejo de la ortografía o de cualquier otro contenido. No se trata, por tanto, de que no se deba atender a los ejercicios del tipo “rellena el espacio en blanco” o “completa las siguientes frases con la forma adecuada”. Al contrario, considero imprescindible realizar ejercicios de ese tipo. No obstante, pienso que debemos contemplar la idea de plantear tareas diversas para un mismo objetivo. Puesto que no todos aprendemos del mismo modo ni en el mismo tiempo y, por supuesto, no tenemos las mismas capacidades ni dificultades, debemos ofrecer diferentes formas de aprender. De hecho, algunas dificultades ortográficas tienen su raíz en problemas de diferentes facultades psicológicas, y sólo ejercitando estas el alumno será capaz de superar sus deficiencias.
Algunos ejemplos de ejercicios para lograrlo son:
- Inventar un cuento por equipos utilizando los dados story cubes, bolígrafos de colores y folios para crear libros de bolsillo donde redactar historias inventadas.
- Escribir cartas o email a niños de otros colegios, a niños hospitalizados y a residencias de ancianos.
- Inventar y redactar teatros y cuentos para ir a contarlos por las clases, a niños hospitalizados y a residencias de ancianos o centros de personas con diversidad funcional.
- Crear libros de recetarios de cocina, redactando recetas por equipos de trabajo, y cocinando en clase esas recetas, por ejemplo, jugando a MasterChef.
- Utilizar pizarras pequeñas de Villeda para que los alumnos escriban las palabras que les dictamos, después les mostramos la forma correcta en la que se escriben y ellos las van memorizando de forma jugada. No hay corrección.
- Competiciones de roscos de palabras relacionados con la ortografía. Podemos elaborarlos a través de la página de educaplay (para jugar de forma virtual) o podemos jugar a Pasapalabra en clase (diseñando nuestro propio rosco de palabras y buscando las definiciones en el diccionario o en internet).
- Diseñar un lapbook con reglas ortográficas, con bolígrafos de colores.
- Hacer un comecocos de la ortografía.
- Crear un juego donde, plastificando tarjetas con sílabas, el alumnado tenga que colocarlas de forma correcta para completar una palabra. Podemos hacer un libro de pictogramas con velcro.
- Buscar palabras en el diccionario y anotar su definición en un cuaderno de clase. Crear un rincón de diccionario de aula.
- Videojuegos online para trabajar la ortografía. Por ejemplo, Elemental querido Watson.
- Juegos de mesa: apalabrados, el dominó de las palabras, palabras encadenadas.
- Dictados tradicionales. El maestro dicta un texto al alumnado. El alumnado lo escribe en el cuaderno. Podemos añadir elementos atractivos. Por ejemplo, escribir el texto en las ventanas.
- Dictados de los alumnos al profesor. Esto implica que el niño piense la forma correcta en la que se escribe el texto que dicta. El profesor lo escribirá en la pizarra, pudiendo cometer errores adrede.
- Dictados de la maestra al alumno, pero que previamente el alumno ha leído y estudiado durante 1 minuto de tiempo.
- Dictados locos: el maestro hace el dictado y de vez en cuando deja una frase sin terminar para que cada alumno la complete como desee, explorando su lado más creativo. Al finalizar el dictado, cada alumno leerá el suyo.
- Dictados entre compañeros. Por parejas, cada niño hace un dictado a su compañero, luego se intercambian los roles.
- El juego de los saquitos de las palabras (extraído del libro Aprender pensando que juegan. Editorial INDE). Metemos palabras en saquitos de tela. Los alumnos, por parejas, extraen palabras que leen para que sus compañeros las deletreen sin verlas, posteriormente se las muestran para que aprendan la ortografía por imagen visual.
- Análisis de oraciones divertidas. El alumno señala el sujeto, el predicado y complementos de una lista de oraciones graciosas.
- Los detectives: los alumnos se dedican a buscar errores ortográficos en textos escritos en periódicos, internet, libros, etc.
- Escape room y búsquedas del tesoro relacionadas con la escritura y la ortografía.
- Cuentacuentos con marionetas. El alumnado lee textos y los cuenta a sus compañeros con ayuda de una marioneta.
Sobre la autoría:
Lourdes Jiménez García ha ganado el Global Teacher Award 2021 (Premio a la Mejor Profesora del Mundo) y obtuvo el Premio a la Mejor Maestra de España 2019.