Uno de los objetivos de todos los maestros es animar a leer. Especialmente en el tramo de Infantil y Primaria, ya que es cuando es más importante para facilitar su desarrollo lectoescritor.
Para impulsar la lectura entre los niños con edades entre 4 y 8 años, las profesoras Mabel de Agostini y María Noel Guidali, de Uruguay, crearon el proyecto ‘Punto y coma… el que no lee se embroma’. Se trata de diferentes actividades que se aplican en un barrio de Paysandú y, según las peticiones del Departamento de Cultura de la Intendencia de la ciudad, también se implementa en bibliotecas céntricas, zonas suburbanas y rurales.
El objetivo es incentivar la lectura en los niños a través la imaginación y la vivencia de aventuras y permitirles construir sus propias estrategias de aprendizaje. También buscan desarrollar sus macrohabilidades lingüísticas, ampliar los niveles de comprensión y potenciar la lectura y su interés por ella por parte del niño a través del contacto frecuente y continuo con diferentes tipos de libros.
Para lograrlo, el proyecto cuenta con diferentes talleres temáticos. Pero en todos los casos tienen un planteamiento inicial que busca generar curiosidad o intriga entre los niños, a la vez que quiere fomentar la imaginación. Después se trabaja la actividad a través de textos escritos. Y finalmente se anima a producir textos propios en un marco de trabajo colaborativo. En esta fase final también se fomenta la compartición posterior para facilitar la socialización entre los pequeños.
De los diferentes talleres que trabaja este proyecto os proponemos el denominado ‘¿Dónde está mi tesoro?’. Es ideal para llevar los niños a la biblioteca o zona de lectura de la clase o el colegio
Así, como primera parte, se proporciona a cada niño un canuto a modo de catalejo para que jueguen al ‘veo, veo’, pero con la frase “Veo, veo, en la isla del Pirata”. Cada niño debe decir qué ve: un árbol con cocos, un ave con pico curvo y plumas verdes…
A continuación, se anima a los niños a buscar un tesoro en la isla del Pirata. Se forman grupos de tres y para permitirles acceder a la isla deben consensuar una contraseña: el nombre de su barco.
Una vez en el espacio de lectura, tienen que buscar el tesoro. ¿Cómo? A través de pistas, claro. Cada grupo de niños recibirán una: deberán leerla y realizar la acción indicada para conseguir la siguiente pista. Las acciones pueden ser, por ejemplo, dibujar cuatro animales que vivan en el agua, escribir cinco palabras que rimen con ‘palmera’, crear un mapa, construir un barquito… Se puede crear un jurado para que, una vez recopilados los documentos de pistas de todos los grupos, se valoren y elijan una tripulación ganadora.
Acto seguida se presenta un baúl del tesoro, que pueden abrir y encontrar dentro muchos y diferentes libros. Se puede animar a que elijan el que más les guste y el profesor lo lee, o anima a que se vaya pasando entre los niños para que lo lean para los demás.
Como colofón final se puede proponer crear y llenar un ‘baúl de tesoros’ propio con personajes de los diferentes cuentos y libros leídos. Así, cada niño escribe el nombre de su personaje favorito (¡incluso lo puede dibujar!) y lo deposita en el baúl para que los niños que vengan después puedan encontrar estas ‘fichas’ como complemento al tesoro.
Esta actividad, y muchas otras, se pueden consultar en el libro Talleres de Animación a la Lectoescritura (Editorial de la infancia), que impulsó AMEI-WAECE (la Asociación Mundial de Educadores Infantiles) y está patrocinado por STABILO Aula.