STABILO Aula – Lectoescritura y coloreado para profesores de infantil y primaria

Tarjetas de las emociones: reconocimiento visual como estrategia lecto-escritora

El proceso por el que los alumnos de infantil aprenden a leer y escribir es complejo y, además, es variable de unos niños a otros. Suele ser, alrededor de los 5-6 años cuando la mayoría de los alumnos han adquirido la madurez necesaria. En el proceso, irán descubriendo que cada letra tiene su propio sonido y aprenderán a asociar el sonido con la letra gracias al trabajo de sus maestros. Suelen reconocer en primer lugar, las letras que componen su nombre y la de las palabras que resultan significativas para ellos.

La mayoría de los niños reconocen palabra escritas antes de aprender a leer. La memoria visual es esencial en el proceso y vamos a trabajarla con esta actividad que va asociada a las emociones. Si unimos el desarrollo de esta habilidad cognitiva con las emociones, ayudaremos a integrar mejor las nuevas palabras y letras y será más significativo.

Sabemos que cuanto mejor estamos emocionalmente, mejor estamos con los demás, en el trabajo y resolviendo problemas. Lo mismo ocurre con nuestros niños de infantil. Daniel Goleman, define la educación emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.

Por eso es sano ayudar a los niños desde pequeños a reconocer sus emociones para que puedan saber cómo se sienten y por qué. Así podremos ayudarles a adaptarse a las situaciones de su entorno, a pensar antes de actuar y a controlar la agresividad y la ira.

Nuestros objetivos para esta actividad que puede integrarse en una rutina a lo largo del curso o como un proyecto global de trabajo de emociones en la etapa de Infantil son los siguientes:

  • Relajar a los niños cuando los padres ya se han ido, sobre todo si se trata de los más pequeños.
  • Mejorar la relación y la convivencia con los compañeros.
  • Aumentar la empatía y la profundidad de la percepción e intuición.
  • Mejorar la capacidad cognitiva, la atención y concentración al tener menos interferencias afectivas.
  • Trabajar la memoria visual potenciando el reconocimiento de las palabras escritas en las tarjetas.

La actividad que vamos a realizar requiere de:

  • Tarjetas plastificadas en las que aparezcan caras que expresen las distintas emociones y su nombre escrito en mayúsculas, que sean fáciles de identificar para los niños. Necesitamos varias tarjetas repetidas ya que muchas veces van a coincidir.
  • Pared de las emociones. Debe haber un espacio en la clase cercano a la asamblea matutina en el que los niños puedan colocar cómo se siente, una vez ha elegido la tarjeta.
  • Maestro/a de infantil maravilloso/a emocionalmente sano, empático/a y alegre.

Actividad

  1. Iniciamos la mañana, dejando las chaquetas y, a continuación, en modo asamblea y relajados, los niños, después de la reflexión de la maestra, inicia la selección de las tarjetas.
  2. Es muy importante remarcar que deben elegir cómo se sienten al hacerlo.
  3. A continuación, cada uno de ellos debe explicar por qué se siente así, qué ha pasado. Seguramente este en uno de los momentos más sorprendentes y bonitos de la actividad.
  4. Una vez se han explicado, el maestro hará pequeñas reflexiones para ayudar al niño a reflexionar y tranquilizar o compartir alegrías y sentimientos. Lo más importante es conseguir que sean empáticos y que el niño no se sienta solo en sus emociones. Tiene su grupo que lo comprende.
  5. Se agruparán las tarjetas en la pared por grupos de emociones iguales.
  6. Se dará la opción, durante el día, de que cada niño pueda cambiar si siente otra emoción distinta y quiere expresarlo. Por ejemplo, si ya no se siente triste porque ha entendido que debe quedarse en el cole y está contento por jugar con sus amigos…o se ha disgustado porque otro niño le ha quitado un juego, etc.
  7. De este modo el maestro podrá ayudar a gestionar conflictos que puedan surgir en el aula y ayudar a los niños a resolverlos adecuadamente.

En este proceso, nuestros niños de 5 años, irán asociando las palabras con las caras que expresan emociones iniciando el reconocimiento de las palabras. Los alumnos de más edad, pueden leer el nombre de la emoción.

Es significativa la relación entre el éxito en el aprendizaje de la lectoescritura y la competencia en conciencia fonológica, habilidad para acceder, reconocer y manipular intencionalmente los fonemas de las palabras. Numerosos estudios nos indican que entrenar a nuestros alumnos facilita el aprendizaje de la lectura.

El trabajo de los maestros de infantil en la gestión de las emociones con el apoyo y conocimiento de los padres en este proceso y la continuación ello en las etapas de primaria y secundaria, supondrá para nuestros alumnos un regalo que va mucho más allá de la formación académica. Les estaremos regalando la llave de la felicidad.

 

Sobre la autoría:

Verónica Méndez Pardo es colegiada del Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana.