Cada vez más los niños muestran una creciente desconexión con la naturaleza. El predominio de una sociedad urbana está alejando a los pequeños de la realidad del medio ambiente. Aunque existen profesores y escuelas que se esfuerzan, tanto en entornos más rurales como en ciudades, en aproximarla a los niños, muchos desconocen la realidad del entorno natural. Para contrarrestarlo y, a la vez, trabajar la lectoescritura, se pueden organizar salidas ‘campestres’ sin tener que acudir a zonas rurales: podemos explorar fácilmente con nuestro alumnado nuestro patio escolar.
“La naturaleza es el ambiente más adecuado a la normal evolución del niño, asegurando el derecho que éste tiene al aire puro, a la luz del sol, al agua, al ejercicio físico y a la libertad y alegría” (Sensat Vilá, R. 1921). La naturaleza siempre ha sido un recurso pedagógico muy importante para el desarrollo infantil. Rosa Sensat, ya relacionaba el aprendizaje del niño con la práctica de actividades al aire libre.
En el artículo “El cuaderno de campo como eje del aprendizaje de naturaleza cercana en Educación Infantil” escrito por Sara Pérez Solís y Antonio Torrabal Burrial, publicado en el número 18 del Volumen 3 de 2021 de la Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias de la Universidad de Cádiz, se presenta una experiencia didáctica centrada en el conocimiento de la naturaleza del patio escolar diseñada para al ciclo de Educación Infantil. Esta propuesta se basa en la observación, exploración, clasificación y el uso de un cuaderno de campo como herramienta para potenciar las habilidades de lectoescritura del alumnado.
Los cuadernos de campo ofrecen una manera de comprender el entorno mediante palabras, números y dibujos, lo que añade un incentivo adicional para el desarrollo de habilidades de lectoescritura. Los alumnos pueden percibir la actividad desempeñada como una necesidad real y útil y, por lo tanto, tendrán una motivación extra al desarrollar la actividad.
Estos cuadernos tienen múltiples usos, y uno de los más comunes es el registro de las observaciones durante una salida. En ella, los alumnos pueden recolectar hojas, piedras o flores, lo que facilitará la memorización de estos elementos. Al regresar al aula, pueden anotar la fecha de la expedición y plasmar sus observaciones mediante dibujos y letras. Posteriormente, pueden compartir en voz alta sus experiencias con el resto del alumnado y compararlas con otras fechas.
Ideas de contenidos
En estas excursiones se pueden dinamizar diferentes actividades como, por ejemplo:
- La búsqueda del tesoro: encontrar un elemento con unas características determinadas (hoja de color verde, flor amarilla, piedra redonda…).
- Germinación de semillas (observar el crecimiento y evolución de las plantas, regarlas…).
- Identificación de animales en el patio: hormigas, caracoles, moscas… y anotar sus nombres, fecha y lugar de localización, dibujarlos…
Los resultados del estudio mencionado anteriormente reafirman que el empleo del cuaderno de campo para registrar las observaciones a la naturaleza aumenta la motivación en el aprendizaje de la lectoescritura y la animación a la lectura. Además, da pie a la curiosidad real y activa de los alumnos en la lectura de libros e ilustraciones.
Las salidas por la Naturaleza, sobre todo ahora que llega el buen tiempo con la primavera, son una ocasión excelente para trabajar de una manera distinta y más divertida la lectoescritura. ¡No dejes de probarlo!